Yo también quiero una subvención.

 

 

Esas cosas que se hacen con mis impuestos, y que dan en llamarse subvenciones reconozco que me reconcomen, y como la envidia es el pecado nacional, me apunto a envidiar a todos aquellos que en un momento determinado les ha tocado una subvención.

Como bien he dicho, nunca me he beneficiado de ese aparentemente dinero donado, alegremente desde mi punto de vista, por los gobiernos, para favorecer ciertas actividades económicas, escogidas con aparente aleatoriedad, ya que si no, me hubiera tocado alguna, digo yo, porque bueno he sido un rato.

En mi ya larga vida, he visto subvenciones de todo tipo, a todos los gremios, a todas, bueno a casi todas las actividades económicas, ya he dicho que en las que yo he participado, nunca, nunca han disfrutado de ninguna. ¡que cosas!.

A mí siempre me ha parecido que eso de subvencionar, en los casos en que no haya ninguna otra intención torticera, ha sido un comportamiento contrario a los principios que rigen la ecología. Al fin y al cabo se trata de que sobrevivan actividades que sin esa ayuda desaparecerían sin remisión, o al menos eso es lo que creen aquellos que las conceden. Mal asunto. Cuando las cosas o los seres vivos tienen que desaparecer, lo correcto es que lo hagan con elegancia, a ser posible con una cierta discreción.

Lo contrario es eternizar la agonía, y eso está feo, muy feo.

Vamos a por algunos ejemplos. Los sindicatos, como una pequeña muestra. Modelo de entes subvencionados donde los haya, que si tuvieran que sobrevivir de las cuotas de sus afiliados únicamente, habrían tenido que trabajar en serio, defender a sus clientes con uñas y dientes, y pensando en ellos, solo en ellos, y no en todas las mamandurrias en que unos desalmados dicen que andan metidos, infundios, seguro.

Lo claro es que clientes de verdad tienen pocos, y los pocos que tienen parece que es por pillar parte de las subvenciones, que les llegan en forma de liberación laboral, es decir, cobrar sin dar un palo al agua. A lo mejor, si les quitábamos las subvenciones, se ponían las pilas y curraban como locos honrados y se hacían imprescindibles a las clases trabajadoras, que es de lo que se trata.

Vayamos a por otra, ¿los partidos políticos? . Imaginemos por un momento que pudiéramos votar al diputado o al concejal que nos representase e vez de una de esas listas llenas de oscuridades. Imaginemos que yo que confío en esas personas que van a trabajar para mí. Imaginemos que hay una norma, una ley, que marca las cuotas que el ciudadano debe pagar a su representante político, y que no fuera obligatoria…..¡Cómo iban a esforzarse por nosotros, y así ganarse la elección!….o desaparecerían por inútiles, que es el sentimiento de algunas pocas, cierto, personas que creen que no sirven más que para enriquecerse a nuestra costa. ¡Yo no lo pienso, obviamente, pero hay gente muy obtusa que puede pensarlo!.

Siempre he creído que el mejor teatro del mundo se hace en Nueva York y en Londres. Broadway, el West End…que maravilla, que obras, que montajes….y todo gracias a las subvenciones. Por lo que sé, no saben buscarse la financiación necesaria para los montajes, los actores son todos de partidos políticos muy relacionados con el poder…hasta las chicas del coro creo que son becarias de los elefantes*, de los ratones*, o hasta de los tories.

No me imagino a nuestro teatro funcionando con subvenciones, chupando de la teta de los esquilmados ciudadanos españoles. No lo harían nunca, sobre todo pensando que por mucho que se esfuercen jamás podrían llevar sus espectáculos a todos y cada uno de los que a través de sus impuestos los subvencionan, es decir los que vía impuestos han pagado entradas. Aquí no somos como los anglosajones, que abusarían del pueblo para representar a Alfonso Paso, por ejemplo.

Por la esclerosis que tanta subvención les ha producido, el día que se las quiten, adiós Broadway, adiós West End. No lo soportaría.

Tanto es así, que lo hemos demostrado con nuestro cine, que sin subvenciones, ha alcanzado las más altas cotas de calidad, con productoras cotizando en los mayores mercados financieros del mundo, y dando trabajo a cientos de miles de personas. ¿Quién no conoce a Torrente, a Mortadelo, incluso a Anacleto? Todo lo que han conseguido las subvenciones han sido cosas como James Bond, o la Guerra de las Galaxias por ejemplo, que sin esas ayudas nunca se hubieran siquiera rodado.

Y en los clásicos…todas esas subvenciones que produjeron cosas como Lo que el viento se llevó, La gata sobre el tejado de Zinc, que no llegaron a nada, no como nuestro cine clásico….ese que exaltó con tanto acierto aquellos hechos de nuestra historia. El día que a estos de Hollywood les fallen las subvenciones, cierran la tienda. No son nada, ya aprenderán de nosotros, que tenemos hasta ocho apellidos vascos, y la violetera.

La última gran subvención, la de los bancos….¿Dónde estarían los hermanos Salomon sin las subvenciones?, cerrados, seguro. Lo que tienen que aprender por esos mundos de Dios de nuestras Bankias y otras cajas de ahorros locales y autonómicas, que han sabido capear la brutal crisis yendo a los mercados de capitales, a pecho descubierto, con la única carta de presentación de su calidad de gestión, de la honradez de sus gestores. Y ahí están los resultados.

Europa se dedica también a subvencionar, que si la agricultura francesa, que madura muy tarde, que si a los quesos holandeses, que no se los van a comer ellos todos, que si la remolacha, el vino a granel, los vuelos desde Palma o desde Canarias, (claro solo si vives allí).

No sé cuantas cosas más se andan subvencionando…para que sean competitivos sectores, actividades, grupos de personas, y siempre con mi dinero, con nuestro dinero, aunque me temo es para crear ese clientelismo político del que viven los políticos subvencionados. Al final no hacemos más que copiar el sistema que los romanos usaron durante siglos, beneficiar a sus votantes a cambio de su voto para el senado….subvenciones al final, para ocultar el fracaso, para mantener inútiles, que saben que lo son, pero a cambio de dar soporte al poder, viven de todos nosotros.

No conozco la cantidad de dinero que nuestros administradores públicos dedican a las subvenciones, pero estoy seguro que ese dinero estaría mejor en los bolsillos de los no subvencionados, ya que a cambio lo único que recogemos es mediocridad enquistada.

Per omnia saecula saeculorum amen

Buenas noches y buena suerte

  • Elefantes y ratones son las imágenes que representan a los partidos republicano y demócrata respectivamente en los Estado Unidos. Los tories son los pertenecientes al partido conservador británico.